domingo, 13 de julio de 2008

MaNiFeStAcIoNeS

Algarabía en los cementos,
De piedras y polvo que se esparcen altaneros.
Se ha declarado fiesta de un terremoto cruel,
Que estampa con tinta fúnebre su título destructivo.

El sonido taladrante retumba en los sarcófagos,
Caen las telarañas milenarias hacia el fondo de las cuencas oscuras.
Saltan los escombros por la avenida,
Chocan las sogas contra la tierra estéril,
Se derrumban los pilares blancos de yeso inerte,
Rompen los colores y se vuelven penumbra.

Gritos y jadeos se perciben en el ambiente.
Estampidas prehistóricas remueven las esperanzas.
Se distingue la sombra de la luz en el cielo.
Se divide la raza por reacciones primitivas.

Las máquinas posmodernas entran a la escena.
Regresan palpitantes los errores cometidos.
Se siente con furor la rabia evaporada.
Impotentes las palmas humanas recurren a la culpa.

Un grito desgarrador quiebra el equilibrio,
Una ráfaga seca nos enfría la nuca,
Un remolino de arena nos azota la cara,
Y los ojos sucumben ante el coloso impaciente.

La espera culmina con un “no” definitivo.
Nadie sospechaba que la muerte asecharía.
Las guaridas improvisadas solo guardarán a los que no piensan,
Pues del ser pensante es este fin terrible.

Oscila en el viento un sonido oscuro y terco
Que alguna vez fue himno de unidad y respeto.

De adormecer la razón y tapar el sol con violencia se trata,
Para que los que trabajan solo en eso usen sus horas.

Esta cámara de somníferos ácidos no sede
Ante las penas de misericordia arrodilladas.

Cuando el ruido de motores cese,
Y el golpe seco de las varas ya no duela,
El temblor de espantos y diablos de hiel cubrirá sus fuegos,
Para que en un futuro cercano, el levantamiento sea sofocado con gases lacrimógenos.