martes, 8 de diciembre de 2009

Día Domingo:.:.:.

(Pequeña introducción)

Terribles, terribles y asquerosos vestigios agonizantes de un tiempo corto que quizás vuelve a comenzar mañana, por detrás de visiones inescrupulosas e inconscientes que expiran con un vago reflejo luminoso que ni siquiera nos llega en su totalidad… Cuando se van acabando los cerillos lo más probable es que el tabaco ya casi no exista, y lamentablemente es esa la única manera humana de intentar comprender porqué hay que volver al círculo cotidiano de relaciones que estás obligado a llevar, y que muy probablemente estén parcialmente definidas en una especie de espiral concéntrico que te lleva a caer en el mismo error varias veces. Pero éste remolino monótono se encarga de hacerte ver claramente que estás cometiendo las mismas estupideces. Estupideces… ¿por qué?...porque existe entre lo divino y la caspa de nuestros cascos una mente colectiva que permanentemente está haciendo convenciones morales, proponiendo estándares que no tan en el fondo son imposiciones que estamos dispuestos a asumir… ¿por qué?... porque hace una cantidad mínima de tiempo universal y a la vez infinito para nuestras mentes centenarias, algún iluminado, no sé si por un nombre, por un documento o por acuerdo más bien sangriento, lo decidió así, y desde esa decisión que tomó algunos minutos, todo lo que somos ahora fue determinado por ésta y por sus secuaces.
¿Banalidades?...puede ser…depende del concepto existencial de cada sepulcro encefálico…pero es sin duda un axioma vital cercano a la miserable e irredargüiblemente estamentada y desigual conglomeración de humanos que cada vez acerca más sus razonamientos lógicos, y por ende, se van destruyendo los puntos de vista incongruentes que normalmente llevan a un consenso medianamente justo, a veces mediante un simple saludo, y otras, a través de algún mecanismo bélico que perjudica a una de las dos partes.

Esta secuencia de hechos que se avecinan en las próximas páginas, no pretenden ser de ninguna manera una profecía ni tampoco una herejía, y si ustedes, inconcientes y conocedores eruditos de las fantasías literarias, de las normas lingüísticas, ustedes, juglares del conocimiento verbal, ustedes, repetidores y voceros de materias que alguna vez les dijeron eran las correctas, piensan que me alineo con la falsa modestia, sepan que sólo pertenezco a lo falso, porque la modestia es divina, y ustedes al igual que yo, son únicamente representaciones fallidas de algún ente que debió bajar a la tierra a arreglar las cosas.

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