sábado, 20 de marzo de 2010

wasaaamadafakaaa?

Esa idea de no haberme movido pasó el calambre de mi rostro al cuerpo. Vuelto a una noción de colmena, me sentí oprimido, comprimido, entre estas paredes paralelas, donde las escobas abandonadas por la servidumbre parecían herramientas dejadas por galeotes en fuga. Era como si estuviera cumpliendo atroz condena de andar por una eternidad entre cifras, tablas de un gran calendario empotradas en las paredes -cronología de laberinto, que podía ser la de mi existencia, con su perenne obsesión de la hora, dentro de una prisa que sólo servía para devolverme, cada mañana, al punto de partida de la vispera. No sabía ya a quien buscaba, en aquel alineamiento de habitaciones, donde los hombres no dejaban recuerdo de su paso.



Alejo Carpentier

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