domingo, 23 de noviembre de 2008

Llamada Perdida....

Tranquilidad de cementerio clausurado.

Olor a espera impaciente.

La huella de una melodía que no dejó de sonar por varias horas.

Calma reconfortante después del chillido insoportable de una tetera oxidada.

Y de repente…

…Suena el teléfono.

Nadie se levanta a contestar y todos esperan que el otro tome el ruidoso artefacto, pero no pasa nada.

Ahí está el teléfono sonando por largo rato y nadie hace movimiento alguno.

Finalmente, uno se resigna y toma el moderno aparataje, y lo coloca junto a su cara de modo que un auricular queda en su oreja y el otro al lado de la boca.

“¿Aló?”

-“Tuut, tuut, tuut, tuut”-

“¡Mierda!”

Y como una manopla contra un rostro juvenil, estrella el teléfono contra la mesa.

Y ahí queda.

Nuevamente el silencio y tranquilidad de siempre.

Se deja caer en el sofá, y se hunde en el como cuchillo caliente en la mantequilla.

Sus ojos contra un punto fijo.

y las monedas…



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