viernes, 12 de diciembre de 2008

::::CaMiSa De FuErZa::::

En una habitacion vacía que alguna vez fué blanca, un viejo mendigo, sin ropa y sucio, está tirado haciendo círculos con tiza en el suelo y de vez en cuando se levanta y hecha agua a un clavel que vigila y cuida de hace tiempo. Tararea una canción ilógica, sin métrica ni nada, en un tono muy alto y desafinado, y babea un poco.

Hay sólo una ventana circular a lo alto de una de las murallas, y se puede ver la punta de un árbol muerto que se balancea con el viento.

Una soga cuelga desde el centro del techo hasta más o menos la tercera parte superior de la habitación, justo encima del clavel maldito que se marchita de a poco a pesar de los esfuerzos del viejo.

El viejo siente la triste esperanza de que el clavel responderá a su esfuerzo y comenzará a crecer, pero el clavel cada vez se va poniendo más oscuro y seco.

El viejo se levanta babeando y empieza a gritar agarrandose los pocos pelos que le quedan.

Está golpeando las paredes con los nudillos.

Derrepente, empieza a temblar y a caer polvo del techo.

Se abre una puerta en el suelo y entra un hombre pálido, sin expresion en su rostro y de traje blanco completo.

De un bolso que anda llevando, saca un cuadro. Un cuadro simple. Es el retrato de una sombra.

Lo coloca al frente del viejo y se retira hacia abajo.

Luego, entran dos niños pequeños, de no más de 5 años y le ponen al viejo una camisa de fuerza.

El viejo no puede hacer movimiento alguno, pero ve con claridad el retrato de la sombra en la pared. Esta sombra antigua está quieta, pero el clavel tiene una obsecion con ella, y deja que la consuma.

El viejo observa impotente el paisaje triste que se le presenta y grita despavorido una serie de palabras extrañas, pide auxilio, pero nadie aparece.

La sombra consumió al clavel inocente que no entendio jamás que la sombra solo era un cuadro de óleo.

El viejo deja de gritar y empieza nuevamente a tararear su canción.

Entran unas personas que recogen el cuadro, el clavel marchito, le quitan la camisa y lo dejan nuevamente en el suelo dibujando y babeando con asco sobre los simientos del clavel ya muerto.

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