Mirando por la ventana hacia fuera, y confundido por los reflejos entre el vidrio y sus gafas negras de policía neoyorquino, acercó el encendedor verde a su último cigarro de las seis de la tarde, pasó el pulgar por la rueda metálica y luego mantuvo apretado plástico que da el gas. Le dio una buena fumada al cigarrillo y luego botó el humo por la nariz.
Así, inició aquella tarde común y corriente en la que no pasó nada influyente en su vida.
Después de varios años simplemente murió y ahora arregla cañerías en el cementerio.
lo mejor de leer estas cosas, para mi, es que logro imaginarme bacán las cosas, todos los colores, los movimientos de las manos, el humo e incluso su respiración .
ResponderEliminarpero todo esto no como imagenes fijas, es todo con cierto movimiento, en cámara lenta, para poder persivir todo.
:)